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sábado, 2 de julio de 2016

México No Soporta Más Corrupción


 Capítulo 1… Desde cuándo empezamos!!!

Aseguran por ahí que, después de largas y pacientes investigaciones se ha llegado a saber lo del secreto de Cuauhtémoc. Cuentan pues, que, contra lo que dice la romántica y heroica leyenda del último emperador azteca, una vez caído el joven rey en manos de Hernán Cortés, éste, con su peculiar avidez por el oro con su relampagueante comprensión de las circunstancias, por novedosas y extrañas que fueran, hizo conducir a nuestro antepasado indígena a su flamante, magnífica casona de Coyoacán y ordenó que se le diera el horrible tormento de la pira, pero cuidó de que, salvo el verdugo extremeño de su total confianza y el indispensable intérprete, no entrara a la pieza persona alguna más,  ni española ni aborigen; y dicen que  contra o que exalta la heroica romántica leyenda, nuestro <<joven abuelo>>, valiente entre los valientes en el campo de batalla, no pudo soportar el atroz martirio y empezó a gritar de furioso dolor. Cortés sonrió diabólicamente:
-¡Así está bien! –Exclamó volviéndose al intérprete-. Dile a tu rey que si quiere que le quite la lumbre de la planta de los pies, me diga, ¡pero ya!, dónde tiene escondido el tesoro.
El intérprete, arquetipo del funcionario mexicano, tradujo a su rey fielmente las palabras del gran capitán español, el deseo de don Hernando y la condición para aliviarlo del suplicio. Cuauhtémoc cedió por el terrible dolor:
-Dile al hombre blanco –Bramó-, díselo con toda claridad en su maldita lengua, que el tesoro está en unas grutas que hay abajo del valle de Cuauhnáhuac, grutas que se llaman de Cacahuamilpa: que, entrando por el centro, camine doscientos pasos y verá sobre su mano izquierda, una como grandísima figura de hombre. Detrás marcado con un montoncito de piedras, está el lugar donde se enterró el tesoro. ¡Y dile que quite ya de mis pobres pies esa maldita lumbre!
El funcionario mexicano, el señor intérprete, asimiló a la perfección lo que dijo, o bramó mordiendo el dolor, su rey, y volviéndose hacia el teule. Le dijo:
-Dice mi rey y señor Cuauhtémoc que tú eres hijo de una mala mujer, Malinche; que chingues a tu madre y que ya puedes darle todo el tormento que quieras por que no va a decirte dónde está el tesoro, porque es mucho, pero mucho más hombre que tú; que si quieres dinero, trabajes y te metas ese dinero por…
El intérprete fue silenciado por los desaforados, furiosos gritos de Cortés:
-          ¡La mala será la madre de este indio pendejo! ¡A ver, que traigan otras tres cargas de leña, que no le van a quedar patas a este indio cabrón!
Mientras Cortés seguía vociferando, enloquecido de furor, el intérprete se hizo chiquito, chiquito, fue avanzando con pasitos sin ruido –descalzo, el pobre-, hasta salir a la calle. Entonces fue que echó a correr, sin detenerse un momento, hasta las grutas de Cacahuamilpa…
Siento mucho no poder garantizar la autenticidad del anterior relato. (Del Libro: La corrupción en México. Autor: Roberto Blanco Moheno. Editorial: Bruguera)

Cuando uno no habla las cosas que duele, el precio que se paga es mucho más alto.
¿Verdad?, ¿Mentira?. No estamos para discutir ese asunto que paso siglos atrás. En lo que si nos debemos aplicar y ponernos a reflexionar como mexicanos, es en la moraleja que nos brinda el relato anterior. Cuantas veces no nos quedamos callados cuando la solución a todo es hablar con la verdad. El poder de decir las cosas a tiempo y con las palabras correctas. El poder de ser honesto y que no nos gane la ambición, la avaricia, las ganas de tener más o de tener lo que nunca hemos tenido.
Cuánto daño le hemos hecho y les hacemos a los nuestros. Cuánto daño nos hacemos  a nosotros mismos por quedarnos callados y/o por no ser honestos.
Es momento de hacer las cosas bien. Es momento de hacer el cambio y no solo personal, también social. Porque saber algo y no decirlo ni compartirlo es como no saberlo.

EL PUEBLO QUE NO CONOCE SU HISTORIA, ESTA DESTINADO A REPETIRLA.


Ing. Roberto Becerra Salgado

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